Si Dios está en todas partes, entonces no hay lugar donde no esté. Esto también te incluye a ti. Una vez conectas con este entendimiento, recobras la capacidad de dominar tus energías.
En lugar de verte como algo separado del milagroso poder de Dios, reivindicas tu divinidad y reclamas toda la potencia de Dios. Cuando comes, estás ingiriendo a Dios y nutriendo a Dios. Cuando duermes inhalas a Dios y le dejas descansar. Cuando haces ejercicio, mueves a Dios y al mismo tiempo le fortaleces.
No son las cosas, los acontecimientos, las circunstancias y las opiniones de los demás los que te hacen sentir incómodo e inestable, es la forma en que empleas al Dios que hay en ti, a tu yo invisible, para procesar aquellas cosas que determinan tu felicidad, ¡no es más que eso!
Date cuenta de que Dios está en ti, contigo, detrás de ti, delante de ti y que puedes sentirlo en todas partes, especialmente en tus opiniones sobre las cosas que te suceden.
Comments